miércoles, 9 de diciembre de 2015

Alan; Mi Experiencia

mi experiencia como docente fue muy significativa, el primer lugar en que fui a practicar fue en la escuela Juventino R. Solano, en Pueblo Viejo, en el grupo de sexto grado, tuve un grupo de 32 alumnos, el contexto en el que se ubica la escuela, es rural semi-urbano, escuela con seis maestros un director y un intendente, cuenta con servicios de drenaje, agua potable, luz eléctrica, Internet, etc.

los alumnos van con afán de aprender y obtener conocimientos, brindados por los maestros, mi equipo y yo nos llevamos una gran satisfacción, con esta primaria con los maestros y los alumnos, por que se comportan muy bien.
mi experiencia como docente fue muy significativa, el primer lugar en que fui a practicar fue en la escuela Juventino R. Solano, en Pueblo Viejo, en el grupo de sexto grado, tuve un grupo de 32 alumnos, el contexto en el que se ubica la escuela, es rural semi-urbano, escuela con seis maestros un director y un intendente, cuenta con servicios de drenaje, agua potable, luz eléctrica, Internet, etc.

los alumnos van con afán de aprender y obtener conocimientos, brindados por los maestros, mi equipo y yo nos llevamos una gran satisfacción, con esta primaria con los maestros y los alumnos, por que se comportan muy bien.

Alan; Factores que se deben tomar para ser docente y generar un buen ambiente de aprendizaje

¿Qué cualidades debe cumplir un maestro frente a grupo?
Hay varios factores y características en conforme a su actitud personal y en perfil docente.
* En lo personal:
Cordialidad y cercanía: El maestro tiene que conseguir con su trato que los niños no tengan miedo a preguntarle y pedirle consejo cuando sea necesario. Si descontamos las horas de sueño, en algunos casos, el niño va a pasar más tiempo con el maestro que con sus padres, y a veces de forma mucho más intensa y comunicativa.
Entereza y autoridad: El respeto que va a ser necesario en la educación global de los niños, tiene que mantenerse siempre como referente por parte del docente, y aunque éste habrá de ser mutuo, será el maestro, especialmente en los primeros cursos, quién tendrá que establecer los límites en el aula; y, para ello tendrá que saber mantenerse firme cuando sea necesario y cuando la distinción de su rol corra peligro, por supuesto, siempre lejos de cualquier signo de violencia.
Paciencia: El maestro ha de ser paciente. Una de las bases de la educación actual es que no hay dos niños iguales. Sus ritmos de trabajo, sus comportamientos en clase y todos los factores externos que puedan afectar a su aprendizaje, provocan lógicos desfases en las necesidades temporales de aprendizaje de cada uno.
Entusiasmo y entrega: El maestro debe mostrar entusiasmo y entrega en su trabajo diario porque su materia de trabajo es lo más sensible del mundo, los niños, acreedores de todo el esfuerzo necesario por su parte. Si un maestro tiene vocación, su profesión le entusiasmará y se entregará al máximo y, como decía hace un momento, la paciencia no será algo que tenga que forzar artificialmente, porque estará cumpliendo una función que le llena.
Humildad: La humildad puede ser hasta positiva para mantener el respeto y la autoridad, porque aumentará la confianza de los niños en su maestro como referente en el aula, que también es humano y también se equivoca. y como representante de los valores.
Facilidad de comunicación: El maestro debe tener lo que coloquialmente se llama, “don de palabra”. No hay que olvidar que en el proceso comunicativo que se establecerá cada día en el aula, él desempeñará la mayor parte de las veces el papel de “emisor”. Pero también será a menudo “receptor” y recibirá constantes respuestas que, sobre todo en los primeros cursos de los niños, no siempre estarán claras, a veces incluso serán tremendamente confusas, y él las debe saber interpretar en la medida de lo posible para poderles corregir positivamente.
Creatividad y decisión: Son dos rasgos diferentes, pero he preferido comentarlos juntos, porque de nada le sirve a un maestro ser creativo a la hora de enfrentarse a situaciones de difícil solución o de hacer propuestas didácticas interesantes, si no tiene la capacidad de decisión suficiente como para llevarlas a cabo.
El maestro se va a encontrar a menudo con situaciones en las que, con los recursos establecidos o habituales, no será capaz de encontrar soluciones rápidas o eficaces. Es aquí donde su creatividad e imaginación va a ser importante para “sacarse de la manga” propuestas de solución viables.
Ser abierto y reflexivo: Es importante mencionar también que esa actitud, si hace bien su trabajo, también la puede transmitir positivamente a sus alumnos a la hora de que puedan utilizar “sus propias palabras” para responder a cuestiones que se les planteen.
Capacidad de trabajo: Hay que romper con el tópico de que el trabajo de maestro es una tarea fácil. Nunca debería haberlo sido. Estamos, o deberíamos estar, lejos del maestro que se sentaba o se sienta en la mesa a leer el periódico o en la actualidad a navegar por internet, Aún durante las tareas individuales, siempre requieren de nuestra observación y apoyo, y eso no quiere decir que en un momento dado no podamos hacer simultáneamente otras tareas que nuestro trabajo requiere, como el de buscar información o datos para enriquecer una próxima explicación, corregir ejercicios, planificar la siguiente clase, etc. pero, siempre, sin dejar de estar pendientes de la clase.









Rasgos personales
Buena preparación y disposición a la formación continúa: A lo largo de sus estudios de magisterio, habrá adquirido muchos de esos conocimientos, tanto prácticos como teóricos, pero estos no siempre serán suficientes. Además de una lógica y continua labor de recordatorio para mantener frescos sus conocimientos, el maestro deberá tener una adecuada predisposición a continuar formándose, prácticamente de forma ininterrumpida.

Capacidad investigadora:
En esa formación continua en que se debe implicar el maestro, él puede jugar un papel directo y protagonista en cuanto a su propia capacidad investigadora. No todo el conocimiento, que le va a venir bien añadir al que ya tiene, se lo van a dar “mascado”, sino que él mismo, con su propio esfuerzo e investigación deberá tomar las riendas en un auto-aprendizaje teórico y práctico que le ayudará a dinamizar y amenizar las clases.
Habilidad manual:
Considero que, aunque no es imprescindible que el maestro sea un “artista”, sí es necesario que tenga un nivel mínimo y suficiente de destreza para ayudar y formar adecuadamente a los niños en sus diversas manualidades, dibujos, troquelados, recortables, modelados, etc.
Capacidad de organización y planificación:
El maestro va a tener que pasar de una materia a otra varias veces a lo largo de una jornada, y lo tiene que hacer de forma organizada. Y no estoy hablando sólo del horario, que es algo bastante fácil de llevar y asimilar por los niños, sino de las adecuadas transiciones, y a veces relaciones, entre contenidos. A una determinada actividad de conocimiento del medio, con una lectura sobre un tema interesante, se le puede sacar mucho partido también desde el punto de vista del lenguaje, haciendo ver a los niños la importancia práctica de dicha relación, justificando así la conveniencia de una enseñanza globalizada en educación primaria.
Capacidad de evaluación:
Va a ser esta la que mas le comprometa, La evaluación no tiene que pecar ni de ser muy rígida ni muy blanda; ha de ser eficaz. El niño ha de saber cuándo lo ha hecho mal, pero hay que saberle motivar para buscar su mejoría, y no frustrarle en exceso mientras haya margen de corrección. También nos encontramos con un problema en el caso contrario.

Motivador:
Antes hablaba de que hay que saber motivar a los niños, especialmente si sus resultados académicos no son buenos. Estamos ante otro rasgo, cuando se posee, que da muestras de buena profesionalidad por parte de los maestros. Lo considero tan importante o más que cualquiera de los anteriores. El maestro no se debe limitar a evaluar y “dar batallas por perdidas”, sino que se debe esforzar al máximo y jugar todas sus bazas para intentar motivar a sus alumnos y levantar la seguridad en sí mismos.
Responsabilidad:
Para terminar, hay que destacar este rasgo, tanto personal como profesional que un maestro debe tener. La responsabilidad no es precisamente un rasgo exclusivo que deba tener el maestro, sino que debería ser común a la totalidad de la vida, en lo personal, y a la totalidad de las profesiones.
¿Qué cualidades debe cumplir un maestro frente a grupo?
Hay varios factores y características en conforme a su actitud personal y en perfil docente.
* En lo personal:
Cordialidad y cercanía: El maestro tiene que conseguir con su trato que los niños no tengan miedo a preguntarle y pedirle consejo cuando sea necesario. Si descontamos las horas de sueño, en algunos casos, el niño va a pasar más tiempo con el maestro que con sus padres, y a veces de forma mucho más intensa y comunicativa.
Entereza y autoridad: El respeto que va a ser necesario en la educación global de los niños, tiene que mantenerse siempre como referente por parte del docente, y aunque éste habrá de ser mutuo, será el maestro, especialmente en los primeros cursos, quién tendrá que establecer los límites en el aula; y, para ello tendrá que saber mantenerse firme cuando sea necesario y cuando la distinción de su rol corra peligro, por supuesto, siempre lejos de cualquier signo de violencia.
Paciencia: El maestro ha de ser paciente. Una de las bases de la educación actual es que no hay dos niños iguales. Sus ritmos de trabajo, sus comportamientos en clase y todos los factores externos que puedan afectar a su aprendizaje, provocan lógicos desfases en las necesidades temporales de aprendizaje de cada uno.
Entusiasmo y entrega: El maestro debe mostrar entusiasmo y entrega en su trabajo diario porque su materia de trabajo es lo más sensible del mundo, los niños, acreedores de todo el esfuerzo necesario por su parte. Si un maestro tiene vocación, su profesión le entusiasmará y se entregará al máximo y, como decía hace un momento, la paciencia no será algo que tenga que forzar artificialmente, porque estará cumpliendo una función que le llena.
Humildad: La humildad puede ser hasta positiva para mantener el respeto y la autoridad, porque aumentará la confianza de los niños en su maestro como referente en el aula, que también es humano y también se equivoca. y como representante de los valores.
Facilidad de comunicación: El maestro debe tener lo que coloquialmente se llama, “don de palabra”. No hay que olvidar que en el proceso comunicativo que se establecerá cada día en el aula, él desempeñará la mayor parte de las veces el papel de “emisor”. Pero también será a menudo “receptor” y recibirá constantes respuestas que, sobre todo en los primeros cursos de los niños, no siempre estarán claras, a veces incluso serán tremendamente confusas, y él las debe saber interpretar en la medida de lo posible para poderles corregir positivamente.
Creatividad y decisión: Son dos rasgos diferentes, pero he preferido comentarlos juntos, porque de nada le sirve a un maestro ser creativo a la hora de enfrentarse a situaciones de difícil solución o de hacer propuestas didácticas interesantes, si no tiene la capacidad de decisión suficiente como para llevarlas a cabo.
El maestro se va a encontrar a menudo con situaciones en las que, con los recursos establecidos o habituales, no será capaz de encontrar soluciones rápidas o eficaces. Es aquí donde su creatividad e imaginación va a ser importante para “sacarse de la manga” propuestas de solución viables.
Ser abierto y reflexivo: Es importante mencionar también que esa actitud, si hace bien su trabajo, también la puede transmitir positivamente a sus alumnos a la hora de que puedan utilizar “sus propias palabras” para responder a cuestiones que se les planteen.
Capacidad de trabajo: Hay que romper con el tópico de que el trabajo de maestro es una tarea fácil. Nunca debería haberlo sido. Estamos, o deberíamos estar, lejos del maestro que se sentaba o se sienta en la mesa a leer el periódico o en la actualidad a navegar por internet, Aún durante las tareas individuales, siempre requieren de nuestra observación y apoyo, y eso no quiere decir que en un momento dado no podamos hacer simultáneamente otras tareas que nuestro trabajo requiere, como el de buscar información o datos para enriquecer una próxima explicación, corregir ejercicios, planificar la siguiente clase, etc. pero, siempre, sin dejar de estar pendientes de la clase.









Rasgos personales
Buena preparación y disposición a la formación continúa: A lo largo de sus estudios de magisterio, habrá adquirido muchos de esos conocimientos, tanto prácticos como teóricos, pero estos no siempre serán suficientes. Además de una lógica y continua labor de recordatorio para mantener frescos sus conocimientos, el maestro deberá tener una adecuada predisposición a continuar formándose, prácticamente de forma ininterrumpida.

Capacidad investigadora:
En esa formación continua en que se debe implicar el maestro, él puede jugar un papel directo y protagonista en cuanto a su propia capacidad investigadora. No todo el conocimiento, que le va a venir bien añadir al que ya tiene, se lo van a dar “mascado”, sino que él mismo, con su propio esfuerzo e investigación deberá tomar las riendas en un auto-aprendizaje teórico y práctico que le ayudará a dinamizar y amenizar las clases.
Habilidad manual:
Considero que, aunque no es imprescindible que el maestro sea un “artista”, sí es necesario que tenga un nivel mínimo y suficiente de destreza para ayudar y formar adecuadamente a los niños en sus diversas manualidades, dibujos, troquelados, recortables, modelados, etc.
Capacidad de organización y planificación:
El maestro va a tener que pasar de una materia a otra varias veces a lo largo de una jornada, y lo tiene que hacer de forma organizada. Y no estoy hablando sólo del horario, que es algo bastante fácil de llevar y asimilar por los niños, sino de las adecuadas transiciones, y a veces relaciones, entre contenidos. A una determinada actividad de conocimiento del medio, con una lectura sobre un tema interesante, se le puede sacar mucho partido también desde el punto de vista del lenguaje, haciendo ver a los niños la importancia práctica de dicha relación, justificando así la conveniencia de una enseñanza globalizada en educación primaria.
Capacidad de evaluación:
Va a ser esta la que mas le comprometa, La evaluación no tiene que pecar ni de ser muy rígida ni muy blanda; ha de ser eficaz. El niño ha de saber cuándo lo ha hecho mal, pero hay que saberle motivar para buscar su mejoría, y no frustrarle en exceso mientras haya margen de corrección. También nos encontramos con un problema en el caso contrario.

Motivador:
Antes hablaba de que hay que saber motivar a los niños, especialmente si sus resultados académicos no son buenos. Estamos ante otro rasgo, cuando se posee, que da muestras de buena profesionalidad por parte de los maestros. Lo considero tan importante o más que cualquiera de los anteriores. El maestro no se debe limitar a evaluar y “dar batallas por perdidas”, sino que se debe esforzar al máximo y jugar todas sus bazas para intentar motivar a sus alumnos y levantar la seguridad en sí mismos.
Responsabilidad:
Para terminar, hay que destacar este rasgo, tanto personal como profesional que un maestro debe tener. La responsabilidad no es precisamente un rasgo exclusivo que deba tener el maestro, sino que debería ser común a la totalidad de la vida, en lo personal, y a la totalidad de las profesiones.

Lectura en relación a la generacion de Ambientes de Aprendizaje

                                        La Creación de Ambientes de Aprendizaje 
La teoría no proporciona una simple receta para diseñar ambientes de aprendizaje efectivos; al igual que la física explica pero no dicta cómo construir un puente (por ejemplo, Simón, 1969).
Diseño de ambientes de aprendizaje, que sugieren repensar lo que se enseña, cómo se enseña y cómo se evalúa.

El enfoque de este capítulo se orienta a las características generales de los ambientes de aprendizaje que necesitan ser examinadas a la luz de nuevos desarrollos de la ciencia del aprendizaje;
. Es importante mantener esto en mente cuando consideremos los señalamientos actuales en el sentido de que las escuelas “están empeorando”. En muchos casos parece que las escuelas están funcionando como nunca, pero los retos y las expectativas han cambiado dramáticamente (por ejemplo, Bruer, 1993; Resnick, 1987). 

Hoy en día, los estudiantes necesitan entender el estado actual de su conocimiento y construir en él, mejorarlo y tomar decisiones de cara a la incertidumbre (Talbet y McLaughlin, 1993). Estas dos nociones del conocimiento fueron identificadas por John Dewey (1916) como “una nueva marca” sobre logros culturales previos y una adopción de procesos activos representados por la frase “hacer”.
La emulación de la eficiencia industrial impulsó el desarrollo de pruebas estandarizadas para la medición del producto y de un trabajo burocrático de los maestros para mantener los registros de los costos y del progreso (frecuentemente a expensas de la educación), también se impulsó la “administración” de la enseñanza por autoridades centralizadas que tenían poco conocimiento de la práctica o de la filosofía educativa (Callahan, 1962). 








Ambientes centrados en quien aprende
Cuando usamos el término “centrado en quien aprende”, nos referimos a ambientes que ponen atención cuidadosa a conocimientos, habilidades, actitudes y creencias que los estudiantes traen al espacio escolar. Este término incluye prácticas de aprendizaje que han sido llamadas “culturalmente sensibles”, “culturalmente apropiadas”, “culturalmente compatibles” y “culturalmente relevantes” (Ladson-Billings, 1995). El término también se adapta al concepto de “enseñanza diagnóstica” (Bell et al., 1980): tiene la finalidad de descubrir lo que piensan los estudiantes en relación con los problemas inmediatos que enfrenten, discutir sus errores conceptuales de manera sensible y crear situaciones de aprendizaje que les permitan reajustar sus ideas (Bell, 1982a: 7). Los maestros que están centrados en quien aprende reconocen la importancia de construir sobre el conocimiento cultural y conceptual que los estudiantes llevan al salón de clases.

Los maestros centrados en el que aprende también respetan las formas de hablar de sus estudiantes, porque proporcionan una base para el aprendizaje futuro. En la ciencia escolar, como en la profesional, la forma estándar de hablar es impersonal y expositiva, sin ninguna referencia personal ni de experiencias o intenciones sociales (Lemke, 1990; Wertsch, 1991). Esta forma, que predomina en las escuelas, privilegia a la clase media, a las formas dominantes de conocer y constituye una barrera para los estudiantes que tienen otros antecedentes y que llegan a la escuela sin la práctica de la “conversación escolar” (Heath, 1983). Los discursos cotidianos y científicos necesitan ser coordinados para ayudar a los estudiantes a alcanzar una comprensión científica.

Los ambientes centrados en el conocimiento hacen una intersección con los ambientes centrados en quien aprende, cuando la enseñanza comienza con un interés por las concepciones iniciales de los estudiantes acerca de la materia. La narración “Pez es  pez” (capítulo 1) ilustra cómo la gente construye nuevo conocimiento con base en su conocimiento actual. Si no se considera cuidadosamente el conocimiento que los estudiantes llevan a la situación de aprendizaje, es difícil predecir qué van a entender acerca de la información nueva que les sea presentada 
Ambientes centrados en el conocimiento
Los ambientes que están centrados sólo en el que aprende no necesariamente ayudan a los estudiantes a adquirir los conocimientos y las habilidades necesarias para funcionar con efectividad en la sociedad. Tal como se anotó en el capítulo 2, la capacidad de los expertos para pensar y resolver problemas no se debe nada más a una serie genérica de “habilidades del pensamiento” o a estrategias, requiere de conocimientos bien organizados que apoyen la planeación y el pensamiento estratégico. Los ambientes centrados en el conocimiento toman en serio la necesidad de ayudar a los estudiantes a convertirse en conocedores (Bruner, 1981) al aprender, de tal manera que comprendan y realicen la subsiguiente transferencia. El conocimiento actual sobre el aprendizaje y la transferencia (capítulo 3) y el desarrollo (capítulo 4) proporciona importantes guías para alcanzar estas metas. La definición de estándares en áreas tales como matemáticas y ciencia ayudan a definir el conocimiento y las competencias que los estudiantes necesitan adquirir (por ejemplo, los realizados por la American Association, for the Advancement of Science, 1989; el National Council of Teachers of Mathematics, 1989, y el National Research Council, 1996).
                                        La Creación de Ambientes de Aprendizaje 
La teoría no proporciona una simple receta para diseñar ambientes de aprendizaje efectivos; al igual que la física explica pero no dicta cómo construir un puente (por ejemplo, Simón, 1969).
Diseño de ambientes de aprendizaje, que sugieren repensar lo que se enseña, cómo se enseña y cómo se evalúa.

El enfoque de este capítulo se orienta a las características generales de los ambientes de aprendizaje que necesitan ser examinadas a la luz de nuevos desarrollos de la ciencia del aprendizaje;
. Es importante mantener esto en mente cuando consideremos los señalamientos actuales en el sentido de que las escuelas “están empeorando”. En muchos casos parece que las escuelas están funcionando como nunca, pero los retos y las expectativas han cambiado dramáticamente (por ejemplo, Bruer, 1993; Resnick, 1987). 

Hoy en día, los estudiantes necesitan entender el estado actual de su conocimiento y construir en él, mejorarlo y tomar decisiones de cara a la incertidumbre (Talbet y McLaughlin, 1993). Estas dos nociones del conocimiento fueron identificadas por John Dewey (1916) como “una nueva marca” sobre logros culturales previos y una adopción de procesos activos representados por la frase “hacer”.
La emulación de la eficiencia industrial impulsó el desarrollo de pruebas estandarizadas para la medición del producto y de un trabajo burocrático de los maestros para mantener los registros de los costos y del progreso (frecuentemente a expensas de la educación), también se impulsó la “administración” de la enseñanza por autoridades centralizadas que tenían poco conocimiento de la práctica o de la filosofía educativa (Callahan, 1962). 








Ambientes centrados en quien aprende
Cuando usamos el término “centrado en quien aprende”, nos referimos a ambientes que ponen atención cuidadosa a conocimientos, habilidades, actitudes y creencias que los estudiantes traen al espacio escolar. Este término incluye prácticas de aprendizaje que han sido llamadas “culturalmente sensibles”, “culturalmente apropiadas”, “culturalmente compatibles” y “culturalmente relevantes” (Ladson-Billings, 1995). El término también se adapta al concepto de “enseñanza diagnóstica” (Bell et al., 1980): tiene la finalidad de descubrir lo que piensan los estudiantes en relación con los problemas inmediatos que enfrenten, discutir sus errores conceptuales de manera sensible y crear situaciones de aprendizaje que les permitan reajustar sus ideas (Bell, 1982a: 7). Los maestros que están centrados en quien aprende reconocen la importancia de construir sobre el conocimiento cultural y conceptual que los estudiantes llevan al salón de clases.

Los maestros centrados en el que aprende también respetan las formas de hablar de sus estudiantes, porque proporcionan una base para el aprendizaje futuro. En la ciencia escolar, como en la profesional, la forma estándar de hablar es impersonal y expositiva, sin ninguna referencia personal ni de experiencias o intenciones sociales (Lemke, 1990; Wertsch, 1991). Esta forma, que predomina en las escuelas, privilegia a la clase media, a las formas dominantes de conocer y constituye una barrera para los estudiantes que tienen otros antecedentes y que llegan a la escuela sin la práctica de la “conversación escolar” (Heath, 1983). Los discursos cotidianos y científicos necesitan ser coordinados para ayudar a los estudiantes a alcanzar una comprensión científica.

Los ambientes centrados en el conocimiento hacen una intersección con los ambientes centrados en quien aprende, cuando la enseñanza comienza con un interés por las concepciones iniciales de los estudiantes acerca de la materia. La narración “Pez es  pez” (capítulo 1) ilustra cómo la gente construye nuevo conocimiento con base en su conocimiento actual. Si no se considera cuidadosamente el conocimiento que los estudiantes llevan a la situación de aprendizaje, es difícil predecir qué van a entender acerca de la información nueva que les sea presentada 
Ambientes centrados en el conocimiento
Los ambientes que están centrados sólo en el que aprende no necesariamente ayudan a los estudiantes a adquirir los conocimientos y las habilidades necesarias para funcionar con efectividad en la sociedad. Tal como se anotó en el capítulo 2, la capacidad de los expertos para pensar y resolver problemas no se debe nada más a una serie genérica de “habilidades del pensamiento” o a estrategias, requiere de conocimientos bien organizados que apoyen la planeación y el pensamiento estratégico. Los ambientes centrados en el conocimiento toman en serio la necesidad de ayudar a los estudiantes a convertirse en conocedores (Bruner, 1981) al aprender, de tal manera que comprendan y realicen la subsiguiente transferencia. El conocimiento actual sobre el aprendizaje y la transferencia (capítulo 3) y el desarrollo (capítulo 4) proporciona importantes guías para alcanzar estas metas. La definición de estándares en áreas tales como matemáticas y ciencia ayudan a definir el conocimiento y las competencias que los estudiantes necesitan adquirir (por ejemplo, los realizados por la American Association, for the Advancement of Science, 1989; el National Council of Teachers of Mathematics, 1989, y el National Research Council, 1996).

sábado, 5 de diciembre de 2015

Edali: Mi experiencia



En el proceso de mi formación he tenido varios acercamientos a las escuelas primarias, pero una de ella la considero la mas especial, pues me permitió plenamente crear un ambiente de aprendizaje. En esa ocasión hice un títere con mi grupo.

Cada alumno tuvo la libertad de moverse y expresarse a su gusto. Ésto logró que se sintieran tan cómodos que no fue necesario ni un solo llamado de atención, pues estaban trabajando todos en armonía creando su arte.



La gran mayoría de los títeres eran tan diferentes que me sorprendió la imaginación que pueden tener los niños y que muchas veces subestimamos. 









En el proceso de mi formación he tenido varios acercamientos a las escuelas primarias, pero una de ella la considero la mas especial, pues me permitió plenamente crear un ambiente de aprendizaje. En esa ocasión hice un títere con mi grupo.

Cada alumno tuvo la libertad de moverse y expresarse a su gusto. Ésto logró que se sintieran tan cómodos que no fue necesario ni un solo llamado de atención, pues estaban trabajando todos en armonía creando su arte.



La gran mayoría de los títeres eran tan diferentes que me sorprendió la imaginación que pueden tener los niños y que muchas veces subestimamos. 







¿Qué es un Ambiente de Aprendizaje?


Los ambientes de aprendizaje se entienden como el clima propicio que se crea para atender a los sujetos que aprenden, en el que se consideran tanto los espacios físicos o virtuales como las condiciones que estimulen las actividades de pensamiento de dichos sujetos.



A continuación les mostraremos un vídeo donde se muestra cómo crear un ambiente de aprendizaje:






Los ambientes de aprendizaje se entienden como el clima propicio que se crea para atender a los sujetos que aprenden, en el que se consideran tanto los espacios físicos o virtuales como las condiciones que estimulen las actividades de pensamiento de dichos sujetos.



A continuación les mostraremos un vídeo donde se muestra cómo crear un ambiente de aprendizaje:





El Comienzo

Este blog esta creado con la idea de dar a conocer cómo crear un ambiente de aprendizaje idóneo basados en nuestras experiencias en la Escuela Normal Rural ‘’General Plutarco Elías Calles’’, El Quinto, Sonora y en nuestras practicas docentes en la diferentes primarias de la zona.


¿Quiénes somos?

ALAN VALENZUELA GARCÍA

Soy normalista de la escuela del Quinto Sonora, cursando el tercer semestre, con 20 años de edad, proveniente de Ciudad Obregón, Sonora. Elegí esta carrera por tradición familiar, pero al empezar a adentrarme en ella me pude dar cuenta que es lo que me gusta y poseo un sentimiento de tener una gran vocación para esto, ya que se me da la convivencia entre alumnos y poder otorgarle un conocimiento que puedan aplicar en su vida diaria. 






EDALÍ DEL ROCÍO GUTIÉRREZ MEZA

Estudio en la Normal del Quinto, Sonora. Curso el 3er semestre y cuento con 19 años. Mi lugar de nacimiento es Guaymas, Sonora, pero el gusto que le tengo a la profesión me orilló a viajar fuera de mi ciudad natal para estudiar la docencia. Mucho de esto fue debido a la influencia de mi familia por la cual estuve inmersa en el contexto escolar desde pequeña. Mi objetivo es transmitir los conocimientos necesarios para la vida diaria de los niños, ayudándolos a desarrollarse como una persona integra.






Este blog esta creado con la idea de dar a conocer cómo crear un ambiente de aprendizaje idóneo basados en nuestras experiencias en la Escuela Normal Rural ‘’General Plutarco Elías Calles’’, El Quinto, Sonora y en nuestras practicas docentes en la diferentes primarias de la zona.


¿Quiénes somos?

ALAN VALENZUELA GARCÍA

Soy normalista de la escuela del Quinto Sonora, cursando el tercer semestre, con 20 años de edad, proveniente de Ciudad Obregón, Sonora. Elegí esta carrera por tradición familiar, pero al empezar a adentrarme en ella me pude dar cuenta que es lo que me gusta y poseo un sentimiento de tener una gran vocación para esto, ya que se me da la convivencia entre alumnos y poder otorgarle un conocimiento que puedan aplicar en su vida diaria. 






EDALÍ DEL ROCÍO GUTIÉRREZ MEZA

Estudio en la Normal del Quinto, Sonora. Curso el 3er semestre y cuento con 19 años. Mi lugar de nacimiento es Guaymas, Sonora, pero el gusto que le tengo a la profesión me orilló a viajar fuera de mi ciudad natal para estudiar la docencia. Mucho de esto fue debido a la influencia de mi familia por la cual estuve inmersa en el contexto escolar desde pequeña. Mi objetivo es transmitir los conocimientos necesarios para la vida diaria de los niños, ayudándolos a desarrollarse como una persona integra.






 
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